domingo, 26 de octubre de 2008

Comprendiendo mejor el amor por los animales



Adolf Hitler prohibió todos los experimentos con animales. ¡Gracias a Dios la dictatorial era de protección animal ha terminado!
Adolf Hitler, el dictador, prohibió los experimentos con animales y sancionó la tortura en los laboratorios como un crimen grave. En contraste con su brutalidad nosotros alabamos a nuestra maravillosa moderna democracia y a nuestros democráticos líderes que legalmente sancionan el consentimiento de nuestros animales como objetos experimentales en pruebas de laboratorio. El Pueblo Elegido de Dios tiene una relación muy especial con los animales. Ellos ritualmente sacrifican estas criaturas indefensas con el santo propósito de consumo (carne kosher) y ofrendas a Dios: "Esto es lo que te ofrecemos regularmente en el altar cada día: dos corderos de un año". (Éxodo 29:38). Matanza ritual judía para consumir carne "kosher" y "ofrendas a Dios"
La matanza ritual de animales es una costumbre muy especial y afectuosa en la vida judía. Ellos cortan la garganta de los animales completamente para enloquecer al animal para que la sangre en la agonía se bombee fuera del cuerpo de las criaturas. Dependiendo de las especies la divina muerte puede llevar hasta cuatro horas. En cada operación una fuente de chorros de sangre brota de la garganta del "cordero sacrificado". Los animales enloquecen durante este calvario.
Por alguna razón extraña, nosotros los no-judíos somos comparados a perros por los píos judíos: "Así un judío ortodoxo aprende en su juventud más temprana, como parte de sus sagrados estudios, que los gentiles son comparados a los perros". (Israel Shahak, Historia judía, la Religión judía, Pluto Press, Londres 1994, Seite 94, ISBN 0 7453 0818 X).
Nosotros normalmente no objetaríamos nada a esta comparación. ¡Más bien todo lo contrario! Que bonito cumplido compararnos a una criatura de Dios tan pura como un perro. Sí, nuestra alma aria se parece muchísimo a la naturaleza fiel de un perro. Nosotros somos comparativamente francos y serviciales.
Un perro nota la diferencia entre un cariñoso y un despiadado amo. Pero él no puede distinguir entre un dueño moralmente bueno y uno malo. La pura alma de un perro no puede reconocer si su amo es un pícaro o un buen cristiano. Nosotros arios, agradecidamente, estamos similarmente estructurados. Nosotros también somos, más o menos, fieles a nuestros líderes-amos. Los alemanes por ejemplo siguieron a su emperador y Adolf Hitler fielmente a través del fuego y el agua.
Hoy día ellos siguen a cancilleres como Kohl y Schröder y los americanos también obedecen a su amo Clinton.
Sin embargo, parece que nosotros hemos puesto gradualmente nuestra pura "alma canina" durante las recientes décadas en un cenagal. Al contrario de un perro que muerde si se le importuna y se le golpea lo suficiente por un cruel amo vicioso, nosotros obedecemos la dirección judía a pesar de los abusos diarios e insultos, que llueven sobre nosotros. Nosotros no solo no les hemos "mordido" sino que incluso ni les hemos "ladrado".
Visto de esta perspectiva, el Halacha de los verdaderos judíos insulta a los perros cuando ellos los comparan hoy con nosotros. Para mantener el honor de ser comparado con la pura alma de un perro nosotros debemos dejar de lamer el albañal que se vierte encima de nuestras cabezas mientras pretenden que es crema dulce. Nosotros debemos aprender una vez más a "ladrar" y, si necesario, a "morder". Sólo entonces los extremistas judíos talmúdicos tendrán el derecho para compararnos con perros.
Para entender por qué es un cumplido para un ser humano el ser comparado con un perro, o en orden a reconocer el símil entre la leal alma aria y la leal y generosa alma de un perro, queremos que los visitantes de nuestra website lean el discurso del Senador Vest en defensa de un perro. Sucedió en un pequeño pueblo en América, donde iban a matar a un perro porque molestaba a los vecinos ladrando. Una audiencia judicial fue dispuesta para decidir el destino de la criatura. El Senador Vest se puso al lado de los caninos. Lea el discurso del Senador para la defensa de sus pobres cuatro amigo de patas:
Tributo a un perro por el Senador Vest
"Caballeros del jurado: El mejor amigo que un hombre tiene en el mundo puede volverse contra él y convertirse en su enemigo.
Su hijo o hija que él ha criado con cuidado amoroso pueden mostrarse ingratos.
Aquéllos que están más cercanos y son más estimados por nosotros, aquéllos a quien nosotros confiamos nuestra felicidad y nuestro buen nombre pueden convertirse en traidores.
El dinero que un hombre posee lo puede perder. Vuela de él, quizás cuando más lo necesita.
La reputación de un hombre puede derrumbarse en un momento por una acción inconsiderada.
Las personas que están prestas a ponerse de rodillas para honrarnos cuando el éxito está con nosotros pueden ser los primeros en tirar la piedra con malicia cuando el fracaso se establece como una nube sobre nuestras cabezas.
El único amigo completamente altruista que el hombre puede tener en este mundo
egoísta, el único que nunca lo abandona, el que nunca se muestra ingrato o traicionero, es su perro.
El perro de un hombre está con él en la prosperidad y la pobreza, en la salud y en la enfermedad.
Dormirá en el frío suelo donde el soplo de los vientos y la nieve le agitan furiosamente, si sólo puede estar cerca de su amo.
Besará la mano que no tiene comida para ofrecer; lamerá las heridas y llagas que se producen con la aspereza del mundo.
Guarda el sueño de su amo tanto del pobre como si se trata de un príncipe.
Cuando las riquezas toman alas y caen las reputaciones a pedazos, él es tan constante en su amor como el sol en su jornada a través de los cielos.
Si la fortuna convierte al amo en un proscrito en el mundo, desvalido y sin casa ni hogar, el fiel perro no pide otro privilegio que el de acompañarlo, guardarle contra el peligro, luchar contra sus enemigos.
Y cuando viene el último acto, y la muerte toma al amo en su abrazo, y su cuerpo vuelve a la fría tierra, no importa si todos los otros amigos siguen su camino, allí sobre la tumba se encuentra el noble perro. La cabeza entre sus patas, sus ojos tristes, pero abiertos en vigilante alerta, fiel y leal, incluso en la muerte."
Después del conmovedor testimonio del Senador en defensa del perro acusado, pronunciado en voz baja, sin ningún gesto, el juez y jurado estaban limpiando sus ojos. El jurado pronunció el veredicto en favor del demandado y el perro fue liberado.
Estimados judíos, si usted desean compararnos con animales, con perros, por favor no lo duden. No nos importa con tal de que a nosotros no nos comparen con ustedes, "los elegidos".

Una vida de perro

1ª semana. Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Que alegría
haber llegado a este mundo!
1er mes. Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar.

2 meses. Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos me dijo adiós. Esperando que mi nueva "familia humana" me cuidara tan bien como ella lo había hecho.

4 meses. He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa que para mi son como "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.

5 meses. Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recamara. ¡Ya no me aguantaba!

8 meses. Soy un perro feliz. Tengo el calor de un hogar; me siento tan seguro, tan protegido. Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho. Cuando están comiendo me convidan. El patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando como mis antepasados los lobos, cuando esconden la comida. Nunca me educan. Ha de estar todo bien lo que hago.

12 meses. Hoy cumplí un año. Soy un perro adulto. Mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban. Que orgullosos deben de sentirse de mí.

13 meses. Qué mal me sentí hoy. Mi "hermanito" me quitó la pelota. Yo nunca agarro sus juguetes. Así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes, así que lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol.
Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa.

15 meses. Ya nada es igual... vivo en la azotea. Me siento muy solo... mi familia ya no me quiere. A veces se les olvida que tengo hambre y sed. Cuando llueve no tengo techo que me cobije.

16 meses. Hoy me bajaron de la azotea. De seguro mi familia me perdonó. Yo me puse tan contento que daba saltos de gusto. Mi rabo parecía reguilete. Encima de eso, me van a llevar con ellos de paseo. Nos enfilamos hacia la carretera y de repente se pararon. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo porqué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!" -ladré... se olvidan de mi. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía al darme cuenta, que casi me desvanecía y ellos no se detendrían: Me habían olvidado.

17 meses. He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno. Pero solo dicen "pobre perrito", se ha de haber perdido.

18 meses. El otro día pasé por una escuela y vi a muchos niños y jóvenes como mis hermanitos". Me acerqué, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quién tenía mejor tino". Una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.

19 meses. Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecían más de mi. Ya estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

20 meses. Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar a calle por donde pasan los coches, uno me arrolló. Según yo estaba en un lugar seguro llamado "cuneta", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor que hasta se ladeó con tal de centrarme.
Ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a la ladera del camino. Tengo 10 días bajo el sol, la lluvia, el frío, sin comer. Ya no me puedo mover. El dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen:
"No te acerques". Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos. La dulzura de su voz me hizo
reaccionar. "Pobre perrito, mira como te han dejado", decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir."
A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Sólo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en porqué tuve que nacer si nadie me quería.

La solución no es echar un perro a la calle, sino educarlo y quererlo.
No convierta en problema una grata compañía.

Ayuda a abrir conciencia y así poder acabar con el
problema de los perros callejeros. Dale forward a este mail a cuantos puedas.
No te cuesta nada!!!!

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